La semana pasada cumplí años y recordando viejos tiempos pude observar que cuando era niña esperaba mis cumpleaños con mucha ilusión.
Me emocionaba saber que iba a haber fiesta, mi casa se iba a llenar de gente que me quería, iba a jugar, reír y correr toda la tarde hasta que caiga la noche. La mesa iba a estar llena de cosas ricas e iba a recibir muchos regalos.
Cuando fui adolescente también los cumpleaños eran el mejor día de mi vida y podría decir que de todo el año. Mi casa se llenaba de amigos, nos divertíamos mucho y luego salíamos a bailar toda la noche hasta que cerrara el lugar.
¿En qué momento dejé de esperar el día de mi cumpleaños con tantas ganas y tanta ilusión?
De repente ese día se transformó en un día en el cual quería pasar desapercibida, ya no deseaba que llegara ese momento y cuando llegaba esperaba que pase rápido o que sea un día más como cualquier otro y que no tuviera nada de especial.
Creo que esto sucedió porque de alguna manera había dejado de sentirme especial y para mi, cumplir años comenzó a significar un peso enorme.
Ese día notaba la ausencia de los que ya no estaban en mi vida, sea porque abandonaron este mundo, porque nos seperaba la distancia o porque nos habíamos separado emocionalmente.
Posteriormente a eso me enoje con la vida porque las cosas no me salían bien. Sentía que todo era injusto.
Por algún que otro motivo no había cumplido muchas de las cosas que se suponía que debía hacer a determinada edad en la senda de la «vida perfecta».
Sentía que no había nada que festejar y esos días que me «obligaban» a tener que estar contenta aunque no tuviera ganas, sólo me ponían de frente a todo lo que no tenía, a todo lo que no había logrado, lo había perdido o lo que faltaba.
Ese día se hacía evidente toda la carencia que había en mi y se trasladaba a todos los aspectos de mi vida y dolía mucho.
Lo que yo no sabía es que en realidad no había perdido el entusiasmo y las ganas de festejar, lo que en verdad había perdido era el «enfoque».
El enfoque
¡Si, el enfoque! Me estaba enfocando en todo lo que no había y eso me hacía sentir que no valía nada, que no era suficiente, que no era capaz de lograr todo lo que se suponía que debía lograr.
Sentía que se me pasaban los años y no había hecho nada bueno con mi vida.
No me daba cuenta de que en realidad había mucho más de lo que yo estaba viendo y era porque mi foco no estaba puesto en el lugar correcto.
Cuando me di cuenta de eso, también me di cuenta de lo desagradecida que había sido con la vida, con los demás y conmigo misma porque en realidad nunca me faltó nada.
Tenía lo que tenía que tener, estaban los que tenían que estar y había lo que tenía que haber y el momento era perfecto así, pero dependía de cómo yo decidiera mirarlo.
Volver a festejar cada año…
He vuelto a festejar con sincera alegría mi cumpleaños, a celebrar la vida y celebrarme, esté quien esté y sea cual sea mi situación actual.
Ahora sé que lo que tengo y las circunstancias que me suceden no me definen, no me hacen ni más ni menos valiosa, ni tampoco me hacen menos merecedora de amor y cariño.
Aun batallo para liberarme de esa balanza cultural que se empecina en medir “quién sos” en relación a lo que “tenés o conseguiste tener” a determinada edad.
También me enfrento a veces a la nostalgia que a menudo tratar de convencerme de que todo tiempo pasado fue mejor aunque eso no sea verdad.
Lo cierto es que todo eso ya no me pesa tanto como para dejar de festejar que estoy aquí y que sigo en carrera entusiasmada por vivir todas las sorpresas que aún me depara la vida.
Sea lo que sea que tenga que venir… ¡Wellcome! (incluso canas y arruguitas jajajaj)
¿Alguna vez te pasó de odiar el día de tu cumpleaños al punto de ya no querer festejarlo o querer que pase totalmente desapercibido? Si es así contamelo en los comentarios.
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Muy bonito artículo, me ayudo mucho ya que a mis 23 años ya me empieza a pesar mi edad, pero es como lo dices es desde el punto de vista y la perspectiva que uno quiera ver las cosas, lastimosamente yo padezco de muchos problemas de autoconfianza y tengo que trabajar mucho para poder lograr lo que quiero en esta vida.
Muchas gracias por este blog está hermoso y lo encontré por casualidad, Saludos ❤️
Hola Katheryne! Gracias a vos por escribirme y contarme para que te sirvió este post, siempre es lindo saber que a alguien le sirve lo que escribo. La realidad es que todas las edades tienen su parte linda y digna de ser vivida, no importa la edad que tengamos, si lo tomamos como algo natural el paso del tiempo no debería afectarnos, no es algo contra lo que se pueda luchar y si lo vemos de ese modo lo único que nos queda es tratar de disfrutar cada momento. Es bueno que te des cuenta que tenés que trabajar tu autoconfianza porque desde el momento que lo descubriste ya no queda otra opción que hacer algo para cambiar y de esa forma tarde o temprano vas a conseguir todo lo que sueñes para tu vida. Un abrazo grande! Saludos 🙂
Mis cumpleaños me pesan, me entristecen, me arrinconan a la nostalgia, en mi mente permanece la idea de que es «un año menos de vida, cada dia me siento mas cerca de la dependencia fisica (el necesitar ayuda para determinadas cosas) eso me acongoja y me asusta demasiado. A mis 55 años soy una mujer aun independiente, libre, que gusta del ejercicio, mismo que me ha ayudado a sentirme mejor, pero eso no ha quitado darme cuenta que los años siguen sumando. He sido una mujer insegura, temerosa a cosas, vivencias y nuevas experiencias. No me educaron para defenderme, ser segura, decidida, valiente, y me ha costado trabajo descubrir como puedo llegar a ser asi, agregándole mi temor a envejecer.
Hola Adriana! ¿Cómo estás? Disculpá la demora en responder. Como lo escribí anteriormente en este artículo todo es cuestión de enfoque y de lo que decidas mirar o pensar. Normalmente pasamos muchísimo tiempo preocupándonos por cosas que al final no suceden como las imaginábamos y perdemos mucha energía en ello. También es cierto que en lo que nos enfocamos se expande, así que no creo que sea muy conveniente para vos estar pensando que en tu futuro vas a depender de alguien. Hoy en día existen muchas personas que llegan a vivir mas de 90 años sin depender de nadie, con muy buena salud y una lucidez admirable, no sería mejor pensar: ¿Si ellos pueden porque yo no?
Casi nunca nos enseñan a ser seguras de nosotras mismas y a ver el lado positivo de las cosas, pero nunca es tarde para reeducar nuestra mente, estar atentas y seleccionar que es lo que nos conviene pensar. Es nuestra responsabilidad salir de la inercia de seguir viviendo bajo la influencia de las creencias heredadas y aprender a cuestionarnos si lo que nos dijeron alguna vez es verdad, si me sirve para ser la persona que deseo ser y en base a ello elegir los pensamientos y hábitos que nos lleven a vivir mejor y a ser como queremos ser, no digo que esta sea una tarea fácil pero si que se puede elegir cambiar la forma de ver las cosas si estamos mas presentes en el aquí y ahora, siempre encontrarás cosas por las cuales dar gracias, por las cuales estar contenta y ver el futuro de manera optimista si te enfocas en lograrlo. Un abrazo grande! 🙂