Cómo dije en el post anterior, en la vida estamos permanentemente tomando decisiones. De hecho, desde que nos despertamos hasta que nos vamos a dormir estamos tomando decisiones que pueden ser más o menos importantes como por ejemplo: qué desayunamos, qué ropa nos ponemos, qué transporte usamos, etc.
Tomar decisiones es algo que hacemos cotidianamente y que de algún modo está “automatizado”, pero ¿qué pasa cuando la decisión a tomar no es tan fácil como decidir si tomar agua o jugo?
Ahí es cuando las cosa se complican y empezamos a poner en la balanza las diferentes opciones y en ese proceso comenzamos a dudar, se pone en juego nuestra seguridad y confianza.
A pesar de que estas situaciones pueden ser un tanto angustiantes, lo verdad es que generalmente se puede corregir, cambiar el rumbo, volver a empezar y probar de nuevo, por lo tanto, no sería conveniente dejar que el miedo nos paralice o nos haga perder oportunidades.
En algunos momentos puede ser que no tengamos claro qué camino tomar y esto nos lleve a perder tiempo en el limbo de la “indecisión”.
¡No desesperes! Para tomar la decisión más acertada hay algunos tips que podés utilizarlos para elegir la opción que te parezca más conveniente para vos.
Tips para tomar la mejor decisión
1. Analizá los “pros” y los “contras”.
Se trata de valorar de forma objetiva qué es lo que más te conviene. Metafóricamente podemos decir que es como poner en una balanza todos los aspectos para ver qué pesa más, si los beneficios o las desventajas de tomar esa decisión.
2. Sincerate y escuchá tu voz interior.
Hay algo dentro tuyo que te mueve, algo que a veces no sabés te hace inclinarte para “x” dirección aunque no sepas porqué. Intentá dejar de lado por un segundo los miedos y permitite sentir qué es lo que más deseás en el fondo.
3. Todo tiene solución y de todo se aprende.
Todos nos podemos equivocar, pero tenés que saber que si al final resulta que tomaste una “mala decisión”, no es un fracaso, es un aprendizaje, todo tiene solución y puede modificarse o corregirse. Lo que está claro es que si no probás y tomás riesgos nunca vas a saber si podrías haber sido más feliz. ¡Sólo se vive una vez! (dicen por ahí…) es preferible tomar riesgos ahora a después arrepentirte de no haberlo hecho.
4. El momento es “ahora”.
A veces postergamos la toma de una decisión para cuando las condiciones sean mejores, cuando todo sea “perfecto” pensando que todavía no es el momento y que no estás preparada. Y así se te puede pasar la vida entera poniéndote “excusas mentales”. La realidad es que nunca te vas a sentir cien por ciento preparada, así que o lo haces ahora o te quedás eternamente con la duda de qué hubiese pasado si te animabas de una vez por todas.
5. Elabora un plan B, C, D o todos los que se te ocurran.
No sería nada raro equivocarse y que las cosas no salgan como uno espera que sucedan, siempre ocurren imprevistos que tal vez no tuvimos en cuenta. Y si es así en lugar de frustrarte o victimizarte echándole la culpa a la vida de tu mala suerte, intentá buscarle la vuelta, cambiar o modificar el plan para seguir adelante.
Si te gustó este artículo compartílo con tus amigas y dejame tus comentarios al final del post.
También te puede interesar:
Dominá tus miedos… ¡Empezá a creer en vos!
¿Cómo vencer tus inseguridades y animarte a hacer lo que querés?
Parálisis por análisis: cuando el miedo te bloquea
Deja una respuesta