Me animé a escribir este post a cerca de los errores que cometemos cuando estamos en pareja luego de muchos meses de pensar, analizar, reflexionar, sentir culpas, arrepentimientos, broncas, tristezas, decepciones, etc…
En fin, después de darle muchas vueltas al asunto en mi cabeza, decidí compartir mis reflexiones para que quien resuene con ellas pueda tomarlas o adaptarlas a su situación actual y mejorar su relación de pareja o iniciar una nueva sin cometer estos errores.
Por mucho tiempo me pregunté ¿qué fue lo que llevó a mi matrimonio directo al fracaso?
Mis conclusiones pueden ser parte de un pequeño porcentaje de todo los factores que influyeron y corresponden sólo a la parte de la que yo puedo hacerme cargo.
No es que me guste regocijarme en los dramas del pasado ¡para nada! Es algo muy doloroso pero necesario para “aprender” porque «quien no puede reconocer sus errores y aprender de ellos está condenado a repetirlos».
Al contrario de lo que muchas veces podríamos suponer, la experiencia de alguien que no tuvo éxito en su matrimonio puede servirnos como ejemplo, pero de lo que no se debe hacer.
Puede que al leer estos consejos te des cuenta de que la forma en la que estás haciendo las cosas no va a funcionar, por más que lo intentes una y mil veces… y te llevará al polo opuesto de lo que querés conseguir realmente, que es mantener el bienestar y la felicidad en la pareja.
Es obvio que en una relación de pareja ambos son responsables de hacer que todo funcione bien o no, pero si cada uno se ocupa de hacer su parte lo mejor posible será un poco más fácil que todo fluya en armonía.
No podemos cambiar a los demás, lo único que podemos modificar son nuestras propias conductas, ideas y hábitos, lo cual es bastante difícil y generalmente cuesta muchísimo.
No sería justo entonces exigirle al otro algo que nosotros no somos capaces de hacer, como lo es incorporar un cambio en nuestra forma de ser o actuar.
Muchas veces no tenemos otra alternativa que aceptar esas cosas que tal vez jamás de los jamases van a cambiar, pero también podemos hacer algo para que todo mejore y eso es ocuparnos de la parte que nos toca a nosotras mismas.
Errores «hiper – chequeados» que destrozan la pareja
1. No aceptar las diferencias
Todos experimentamos la vida desde nuestra propia perspectiva, sentimientos y pensamientos.
Un hombre tal vez nunca sabrá lo que es tener la necesidad de hablar horas y horas con tu mejor amiga para desahogarte o contarle con lujo de detalles cómo estuvo el casamiento de Juanita, ni tampoco experimentará emoción por decorar la casa o por planear cada “detallito” de la fiesta de cumpleaños de un hijo o del viaje que harán juntos las próximas vacaciones.
De la misma forma que una mujer tal vez jamás experimente emoción porque al fin llegó la nueva edición del Fifa o PES para Playstation, y probablemente le importe un pepino quién va ganando la UEFA Champions League, ni mucho menos le pinte levantarse a las 5 de la mañana para ver jugar al Barça.
Cuando no somos conscientes de estas diferencias y no aceptamos que el otro sexo es totalmente distinto, a veces sucede que creemos que nuestra pareja debería pensar como nosotras, o que debería importarle las mismas cosas que a nosotras y si no… terminamos pensando que no nos ama o no somos compatibles. ¡Nada más lejos de la realidad!
Tenemos diferentes intereses y eso es lo más normal del mundo, lo cual no significa que no nos amen, significa que el otro tiene sus propias necesidades y que yo tengo que respetarlas aunque probablemente nunca las entienda.
Los hombres son de Marte, las mujeres son de Venus… (leé este libro y vas a entender mejor de lo que estoy hablando)
Debemos aceptar que tenemos maneras y tiempos diferentes para enfrentarnos a las preocupaciones y a los momentos de estrés.
Por ejemplo ellos resuelven sus conflictos emocionales o existenciales solos, metiéndose para adentro, en esos momentos suelen estar callados y distantes pero cuando ya resolvieron el problema lo comunican. Aunque ese tiempo de introspección que ellos se toman para nosotras sea eterno.
Al contrario, nosotras en general cuando algo nos aflige o nos preocupa queremos hablar y desahogarnos, si tu pareja no lo sabe hay que explicárselo. La clave está en respetar esas diferencias.
2. Estar disponible “full time” para él
Probablemente no te va a gustar saber esto pero en la mayoría de los casos es la cruda realidad.
Al momento que él sienta que te tiene totalmente asegurada, comienza a perder el interés y abandona la conquista porque ya estás conquistada.
Si te estás preguntando ¿y eso qué importa? ¡importa muchísimo! porque la conquista genera emoción y es uno de los motivos que hace que se mantenga viva la chispa y la pasión para que la relación no se vuelva monótona o aburrida y no queremos que eso pase.
Es un error creer que esa persona estará con nosotros de por vida porque ya existe un compromiso o hijos de por medio, nada nos garantiza que el otro no se desenamore de nosotros o no deje de querernos.
En una relación hay que trabajar día tras día para mantener vivo el amor.
Por más que creas que es tu deber estar siempre que él lo requiera o que eso te convierte en mejor esposa ¡eso no es cierto! Si un hombre obtiene todo fácilmente no lo va a valorar de la misma manera que si le cuesta obtenerlo.
Probablemente nunca te lo van a decir, pero a ellos les resulta más atractiva una mujer independiente que tenga sus propias aspiraciones, intereses, una vida social activa, etc… porque eso los hará sentir que no deben relajarse y tendrán que esforzarse por seguir conquistándote para mantenerte enamorada.
3. Estar a la defensiva
Tu pareja no es tu enemigo y no sabe qué tipo de relaciones o experiencias tuviste previamente con otros hombres que te hacen desconfiar o reaccionar de mala manera y no tiene porque pagar el precio por algo que no hizo.
Las barreras defensivas nos protegen a nosotras de ser lastimadas pero también nos apartan y nos alejan de nuestra pareja. ¡Confiá y arriesgate! si no podés entonces probablemente te cueste mucho más tener una buena relación.
4. Tener una actitud negativa o insegura
Podés ser la más hermosa del mundo, arreglarte y cuidar tu aspecto físico como ninguna, pero va a depender de tu actitud cuán atractiva seas o dejes de serlo.
Las malas actitudes, estar a la defensiva, ser negativa, quejosa o celosa, apaga lentamente el deseo sexual y el interés de tu pareja… el estrés lo apaga todo.
Pero cuando tenés seguridad en vos misma, estás contenta, te divertís y no dependés emocionalmente de nadie… atraés a tu pareja como la miel a las abejas.
5 . Reclamar mucho y reconocer poco
Vale tanto para nosotras como para ellos. Nadie es perfecto y nunca lo vamos a ser, así que deberíamos abandonar la tendencia a enfocarnos casi siempre en lo que el otro hace mal o en lo que dejó de hacer que nos molestó.
Empecemos a reconocer las cosas que el otro hace bien, porque somos más felices cuando sentimos que estamos ayudando, que somos útiles, que podemos hacer sentir felices a las personas que amamos y cuando somos valorados por eso.
Cada vez que nos dicen lo bien que hacemos algo nos dan ganas de seguir haciéndolo y cada vez mejor. Nos hace sentir admirados.
Por el contrario cuando somos criticados, nos amargamos, nos sentimos incompetentes, frustrados y poco a poco perdemos las ganas de seguir intentando hacer las cosas bien porque el otro nunca estará conforme.
6. Creer que él es “adivino”
No esperes que tu pareja adivine lo que te esta pasando, la razón por la que estás molesta o enojada. Sé directa, decile lo que tengas que decir cuando esperas que él haga algo y sin vueltas, para que sea lo que sea que esté pasando pueda ser solucionado.
Dejar de hablar o aplicar “la ley del hielo” para que “aprenda” o como “correctivo” es una forma de violencia psicológica que intoxica cualquier relación y tarde o temprano termina por destruirla.
7. No animarte a jugar o a innovar
Como ya lo dije anteriormente la monotonía y la rutina desgastan la relación y apagan lentamente la chispa. ¡Animate a cambiar tu look! ¡a jugar a ser otra! ¡disfrazate de conejita o de diablita!
La variedad y la novedad tienen un rol importantísimo en los juegos de seducción, nos ayudan a mantener viva la pasión, despiertan la emoción y logran motivar e incentivar el interés de tu pareja.
8. Jugar para el equipo contrario
No apoyar a tu pareja, estar siempre en desacuerdo, dejar de alentarlo para que alcance sus sueños o no darle importancia a sus logros, minimizarlos y ni siquiera festejarlos es jugar en contra del equipo que conforman. Si no “patean” los dos para el mismo lado quiere decir que ya no hay equipo y será mejor finalizar el juego. No siempre los finales son felices, algunos sólo son necesarios por el bien de ambos.
¡No nacimos sabiendo ser pareja!
Desde mi humilde opinión, basada en mi experiencia hoy creo que en una relación no todo es blanco o es negro, no existen buenos, ni malos, sólo hay dos seres humanos exponiendo sus corazones, con ganas de amar y ser amados, poniendo sus mejores intenciones para dar lo mejor de si según lo que entendieron acerca de cómo deberían ser las cosas en el amor.
Y como nadie nace sabiendo ser pareja, es imposible que alguno de los dos no cometa errores de vez en cuando y que logren ser 100% compatibles o se complementen perfectamente como 2 piezas de rompecabezas.
A pesar de esto, si detectamos que algo falla y seguimos apostando al amor, hay que tratar de reparar el error con mucha paciencia para continuar juntos en el camino de la vida, porque la esperanza de conseguir un final feliz suele ser lo último que se pierde.
¿Y vos qué opinás? Dejame un comentario al final del post y compartilo si te parece que esta información puede ayudar a alguien.
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